El embarazo no es un impedimento para el abusador para aplicar violencia, en algunos casos la violencia viene desde antes de la gestación y en otros casos puede ser un motivo de maltrato.
Esta situación es un patrón de coacción y control, que incluye la agresión física, sexual, emocional o combinación de ellos y amenazas contra una mujer, por su pareja o ex –pareja, antes, durante y hasta un año después del nacimiento de un hijo.
Hasta la fecha no hay ninguna prueba concluyente de que el embarazo en sí puede provocar mayor violencia contra la mujer. Sin embargo, en un análisis de los datos disponibles en 1998, se señalaron ciertas indicaciones de que el predominio del abuso físico y sexual es mayor y más grave entre las mujeres embarazadas que entre otras mujeres. Aún cuando los resultados de las investigaciones no son consistentes, se encontró al embarazo como un factor de riesgo para la violencia y su severidad. Se ha mostrado que la violencia no se detiene con el embarazo.
fuente:http://infogen.org.mx/violencia-y-embarazo/

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